Cinco sitios de América Latina declarados Patrimonio Mundial por la Unesco en 2021
En América Latina y el Caribe hay 146 sitios naturales y culturales declarados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. En 2021 se sumaron cinco a la lista.
Brasil – Sítio Roberto Burle Marx
En 1949 el artista y arquitecto paisajista brasileño Roberto Burle Marx y su hermano compraron una hacienda dedicada a las plantaciones de café y bananas de más de 40,5 hectáreas, más de 400 mil metros cuadrados, localizada unos 50 kilómetros del centro de Río de Janeiro. Durante casi 40 años, Burle Marx (1909-1924) se dedicó a convertir la propiedad en un centro de conservación de palmeras exuberantes, bromelias, aráceas de hojas gigantes, estanques con especies acuáticas, hasta albergar más de 3.500 especies de plantas tropicales de todo el mundo, incluso algunas ya extintas en su lugar de origen. Este inmenso jardín botánico es una obra de arte viviente. Burle Marx diseñó más de 3.000 parques y jardines públicos y privados en Brasil, Venezuela, Estados Unidos y el sudeste asiático.
Uruguay – Iglesia de Atlántida
La Iglesia de Cristo Obrero y Nuestra Señora de Lourdes está situada en Estación Atlántida, a 45 km de Montevideo. Es obra del ingeniero uruguayo Eladio Dieste e inaugurada en 1960. El diseño se inspira en la arquitectura religiosa paleocristiana y medieval italiana, tiene una torre campanario y un baptisterio subterráneo. Está construida sobre una planta rectangular de una sola nave, con muros ondulados que soportan una cubierta también curvada. Se destaca el manejo de la luz natural con la ubicación de estratégica de pequeñas ventanas y la orientación de la estructura con respecto a la incidencia del sol. Es un ejemplo de la arquitectura moderna en América Latina durante la segunda mitad del siglo XX.
Chile – Asentamiento y momificación artificial de la cultura chinchorro
En 1917 la expedición del arqueólogo alemán Federico Max Uhle descubrió una variedad de cuerpos momificados en la costa del desierto de Atacama, en la región de Arica y Parinacota, al norte de Chile. Luego, entre las décadas de los años 60 y 80, mediante radiocarbono, se pudo determinar en más de un centenar de momias que databan entre 5.400 y 4.000 años a. C.
Se trataba de una cultura de antepasados chinchorro que habitó el área del Morro de Arica y la desembocadura del río Camarones, que implementó y perfeccionó complejas y diferentes técnicas mortuorias más antiguas que las egipcias. Desmembraban y volvían a ensamblar los cuerpos; algunos eran cubiertos con vendajes, otros con barro, y les superponían partes de la piel y el cabello. Era una población de cazadores y recolectores marinos que vivió entre el 5450 a. C. y el 890 a. C., aproximadamente. En sus vestigios solo se hallaron herramientas e instrumentos sencillos de minerales, huesos y conchas.
México – Conjunto franciscano del monasterio y la catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Tlaxcala
En 1524 la orden franciscana inició la construcción de un monasterio en las laderas del volcán Popocatépetl para asentar su labor de evangelización de la Nueva España, en los territorios del norte de México. El complejo monástico y la catedral de Nuestra Señora de la Asunción es uno de los cinco primeros monasterios que establecieron frailes franciscanos, dominicos y agustinos en el siglo XVI en el área de Puebla, Tlaxcala y Morelos, y es uno de los tres que aún permanecen en pie. En particular, este complejo se destaca por los retablos barrocos recubiertos con lámina de oro, decorados estilo mudéjar y un modelo de construcción que se fusionó con las técnicas de las culturas locales.
Perú – Complejo arqueoastronómico Chankillo
Situado al norte de la costa central del Perú, en el desértico Valle de Casma, este sitio arqueológico (500-200 a. C.) es un conjunto de construcciones y un templo que probablemente estaba destinado al culto del Sol por una cultura preinca. El observatorio consta de 13 torres de forma cúbica, alineadas de norte a sur en la cresta de una colina, que funcionan como un calendario solar perfecto. Los marcadores permiten identificar los puntos de salida y ocultamiento del Sol en el horizonte durante todo el año, los solsticios y los equinoccios con un margen de error de apenas uno o dos días.